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El sur y otras cosas vistas desde el aire

Hoy diseñamos, junto con Aldana la primera pedaleada, inauguramos desde nuestra ignorancia esta forma particular de estudiar/cuestionar la ciudad que es pedaludikear. Yo tengo un plan, necesito cartografía, rosas y vientos, mientras que Aldana carece de plan aparente.
Viene Silvi, mi compañera y mi hijo Manuel, podría decir viene mi familia, del latín famulus, conjunto de esclavos pertenecientes al mismo hombre, por no me gusta hablar de ellos como esclavos, de nosotros como conjunto y de mi como hombre que posee un conjunto de esclavos; además eso de ser el mismo hombre también me trae contradicciones, dudo que uno pueda bañarse dos veces en el mismo río o pedalear dos veces la misma calle.
Fabian me ofreció que se queden en cheLA, cosa que agradezco profundamente, y que conlleva una serie de complicaciones y adaptaciones que convertirán a nuestro departamento y sus alrededores en un conventillo más grande de lo que ya es. Un conventillo al sur, como fue siempre, donde se comparte lo que hay y lo que no se inventa. También se queda Santiago este fin de semana. Traigo a mi compañera y a mi hijo a un maravilloso lugar con maravillosas personas, pero ellos no se quedan atrás. Fabian sabe lo que es extrañar, adaptarse, también sabe de la alegría de los encuentros y reencuentros, de los amores que uno deja para volver a encontrarlos de manera exactamente distinta que cuando uno tuvo que partir.
Barthes tenía razón el amor nos pone tontos, son más interesantes para ustedes los intentos de turista, los líos que con los vecinos de Flores y las todas esas cosas que están en otros escritos, yo sólo venía a dar noticia de lo que pasa por acá por estos días, de lo que pasará
Estoy en el sur y extraño el sur, pero no es el sur de todos los sures, es el sur desde donde uno esté parado y si fuéramos capaces de vernos desde arriba, no digo desde el Palacio (ver El cielo y otros kioscos (una casi deriva) digo desde otro planeta descubriríamos lo absurdo que es pensar en términos de arriba y abajo, de sur y de norte. El universo si pudiera reírse, se reiría de nuestras divisiones, de nuestras geografías, de todo lo real y lo simbólico que inventamos para divinos. La aventura ahora no pasa por dividir, sino por convivir.